El pasado domingo, 16 de febrero, en un viaje habitual tuvimos la fortuna de tropezarnos con una tortuga mora que cruzada lentamente la carretera. Al identificarla detuvimos el vehículo delante señalizando la parada de emergencia. Nos bajamos y la retiramos del asfalto.
Tras detenernos en una zona segura, llamamos a las autoridades competentes para ver como procedíamos a actuar. La examinamos, dentro de nuestro conocimiento, y comprobamos que estaba bien, eso sí con muchas cicatrices en el caparazón de haber llevado una vida de mucho riesgo.
Tras ponerla a salvo en una zona segura, la liberamos, no sin preocupación por el futuro que le depara. Le deseamos tanta suerte como tuvo este domingo y que ayude a asentar su especie en libertad.
Suerte amiga.
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