Los agricultores de la localidad ven a diario los desastrosos efectos causados por las contínuas olar de calor sufridas este año en sus cosechas, pues no se han librado ni almendros, ni olivos del clima tan abrasivo que hemos tenido este verano. (Los olivos, árbol de hoja perenne, parecen todo lo contrario, de hoja caduca).
Incluso a las chaparras, uno de los árboles más resistentes a las sequías, les está costando superar las altas temperaturas que han hecho secar sus hojas más tiernas y sus bellotas aún en el árbol y sin llegar a madurar. Algunas incluso se están secando.
Hasta las retamas, planta arbustiva muy dura y resistente, se están viendo secadas por el duro clima. Y las albaidas, boja de múltiples usos que da color y vida a nuestros campos, este año las prontas olas de calor sufridas desde el inicio de la primavera han quemado los brotes jóvenes dejando sin alimentos a millones de abejas y dejando el bajo monte en un estado de sequedad propicio para que por cualquier descuido se propague rápidamente un incendio. Asique, máxima precaución cuando salgamos al campo y más tras observar desde aquí el lamentable incendio de Bédar.