Desde el pasado 1 de julio tener una tortuga mora (Testudo graeca) en casa, como mascota, puede hacer que uno acabe con sus huesos en la cárcel. Esto se debe a la modificación de un artículo del Código Penal que hace que esta costumbre, muy arraigada en el sureste español y más aún en Almería, pasa a ser un delito castigado con pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses.
Desde que esta modificación se publicó a finales del pasado mes de marzo en el Boletín Oficial del Estado, se han ido publicando diversa información y, sobre todo, se ha corrido la voz a través de las redes sociales, lo que ha provocado que se esté produciendo una entrega masiva de ejemplares, por parte de particulares que las tenían en casa.
A raíz de esta entrega de tortugas, hace unas semanas se realizó la liberación de 90 ejemplares en zonas de la provincia donde es habitual encontrarlas en estado natural.
Parásitos
En cualquier caso y para garantizar tanto la seguridad de estos ejemplares como del resto de fauna que habita en las sierras almerienses, antes de la liberación las tortugas entregadas son llevadas al Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de las Almohallas, que se encuentra en Vélez Blanco, y, tras pasar un periodo de cuarentena, son liberadas en su medio natural. Allí, se realiza un análisis veterinario para eliminar posibles parásitos (lombrices intestinales, garrapatas, etc).
Las personas que todavía tengan alguna tortuga en su poder deben dirigirse para la entregarla a la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, que a través de sus Agentes de Medio Ambiente, se procederá a su recogida. También pueden acudir al Seprona, a la Policía Autonómica o al CREA de Vélez Blanco.
Los propietarios de tortugas moras no deben temer por el futuro de sus mascotas, ya que son animales que, aún habiendo nacido en cautividad, rápidamente se adaptan a vivir en libertad. Además, las personas que hayan entregado los ejemplares que tenían en su poder, lo hicieron sin ningún tipo de consecuencia legal, lo que, desde el pasado 1 de julio, ya no es así.
Los propietarios de tortugas moras no deben temer por el futuro de sus mascotas, ya que son animales que, aún habiendo nacido en cautividad, rápidamente se adaptan a vivir en libertad. Además, las personas que hayan entregado los ejemplares que tenían en su poder, lo hicieron sin ningún tipo de consecuencia legal, lo que, desde el pasado 1 de julio, ya no es así.