La provincia almeriense se enfrenta a la mayor plaga de procesionaria conocida hasta el momento. Municipios como El Ejido, Adra, Huércal-Overa o Roquetas han activado sus planes de actuación frente a esta plaga.
"Estamos, posiblemente, ante la mayor plaga de procesionaria que se ha conocido hasta el momento", explica Emilio González, presidente de la Asociación Serbal. El de este año es un invierno de anormalías. De ahí que la naturaleza esté actuando de forma poco habitual. Han cambiado los ciclos de floración de las plantas, el periodo de reproducción y la migración de animales y lo que años atrás han sido tímidas apariciones, ahora se llama plaga; y dependiendo de la especie hay que tener más o menos cuidado.
No hay zona de la provincia que se haya librado de la procesionaria del pino. Sierra Nevada, Sierra de Gádor, Almanzora, Alhamilla, Filabres, capital e incluso en el Poniente, donde casi todos los municipios han de tenido que activar planes para fumigar a una especie de oruga que mata a los pinos en mal en estado, puede convertirse en un riesgo sanitario para las personas (sobre todo para los niños) y pone en jaque a animales como los perros, cuya vida puede entrañar peligro en caso de contagio. 
Las repoblaciones de la provincia (un 85% de toda la plantación de pinar que existe), la sequía y, durante los últimos años, unos inviernos con temperaturas suaves les están viniendo como anillo al dedo; anticipan y alargan su reproducción. Por ello, ya se pueden ver orugas en el suelo, algo que aunque tiene algún precedente, no suele suceder hasta los meses de marzo y abril. Lo de lanzarse a tierra solo se produce para hacer la procesión de pupa (su socialización es extrema) o bien para buscar un pino contiguo si han agotado la totalidad de las acículas del pino donde nacieron. 
Sus daños sobre los pinos no suelen ser alarmantes, pero sí que se están cebando con los que se encuentran en mal estado. Así que a nadie le resulte raro si cuando la primera le dé algo de más color a los pinos, muchos de estos estén rodeados de otros secos, porque en su mayoría se deberá a cómo actúan estas orugas, ya que sobreviven gracias al sustento que estos le aportan. "Los ataques de procesionaria y de otras plagas y enfermedades pueden contrubuir a la muerte del arbolado, aunque casi nunca tendrían ese final de no existir estas condiciones climáticas tan excepcionalmente adversas", apunta Emilio González, quien agrega que las orugas que nacieron primero completaron el ciclo (hasta el enterramiento y pupación) incluso a principios de noviembre, lo que no es habitual, y las últimas nacidas a finales de noviembre e incluso diciembre, áun tardarán un tiempo en enterrarse. 
Las típicas bolsas blancas (bolsones) son sus refugios de invierno, y lo construyen en un determinado momento del ciclo vital; al existir unas temperaturas tan suaves las larvas más pequeñas (que no pueden construir bolsones) han sobrevivido al invierno sin problemas La Sierra de los Filabres es el lugar de la provincia donde más daño están actuando con más virulencia. Hay cuatro o cinco nidos por árbol, lo que habla de un nivel infeccioso elevado. 
La Tetica de Nimas, el Alto de Velefique, Gérgal o Bacares son, en la actualidad, los puntos más afectados de la geografía almeriense. En la capital han aparecido en el barrio de El Alquián, donde ha habido personas afectadas por urticarias. en Huércal-Overa se ha realizado una fumigación de los principales parques para evitar la plaga que se realiza todos los años. Lo mismo ha realizado el Ayuntamiento de Adra en colegios. En Roquetas han tenido que actuar sobre el barrio de Las Colinas de Aguadulce. El Ayuntamiento de El Ejido también ha puesto en marcha sus planes. Son los municipios los únicos que en la actualidad están actuando con fumigaciones previas o posteriores sobre las orugas, pues la legislación no permite en España, mediante decreto ley, las aplicaciones aéreas de productos fitosanitarios. Fuente: ElAlmeria.es
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