Insecticidas: dos recientes
estudios publicados en la revista Science señalan que el uso extendido de los
insecticidas neonicotinoides han afectado de forma negativa a las colonias de
abejas y abejorros. Estos pesticidas, introducidos a principios de los años
noventa del siglo pasado, se han generalizado para el control de plagas en los
cultivos de todo el mundo.
Productos químicos: diversos
estudios han demostrado que algunas sustancias pueden afectar al sentido de la
orientación, la memoria o el metabolismo de las abejas.
Nosema Ceranae: la presencia de
este hongo en las colmenas mata a las abejas y
favorece otros factores letales para estos insectos, como el ácaro
parásito Varroa. Así lo señalaba un estudio de la revista Applied and
Environmental Microbiology.
Parásitos: además del mencionado
Varroa, otros parásitos, como un pequeño escarabajo que daña las colmenas,
causarían más daños que hace décadas.
Contaminación del aire: reduce la
potencia de los mensajes químicos que emiten las flores y a las abejas y otros
insectos les cuesta más localizarlas, según un estudio de la revista
Atmospheric Environment. Sería un círculo vicioso: si no encuentran las flores
no comen bien, mientras que las flores no se reproducen al no polinizarse.
Cambio climático: podría agravar
la situación de varias formas, como la alteración en el tiempo de floración de
las plantas o la cantidad y época de lluvias, que afectaría a la cantidad y
calidad del néctar.
Especies invasoras: abejas de
otras regiones, como la africana o la asiática, se han introducido en Estados
Unidos y Europa, respectivamente, y dañan a las especies autóctonas.
Campos electromagnéticos: las
emisiones de postes eléctricos podrían confundir a las abejas.
Las abejas desaparecen en todo el
mundo desde hace décadas y, en los últimos años, el ritmo se ha acelerado. La
situación es mucho más grave que quedarse sin miel: la mayoría de los alimentos
que consumimos, o muchas plantas que ofrecen servicios esenciales en los
ecosistemas, no serían posibles sin la polinización de estos insectos. Es hora
de cuidar a las abejas.
Albert Einstein, dijo: «Cuando se muera la última abeja, cuatro años después, desaparecerá la especie humana».
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