miércoles, 9 de mayo de 2012

San Gregorio, protector de nuestros campos

Ermita de S. Gregorio (Oria)
La figura de San Gregorio siempre ha estado íntimamente unida a la langosta, una plaga que desde la más remota antigüedad ha azotado periódicamente los campos. No sólo es el la Biblia donde la langosta aparece como una plaga desoladora. Todos los pueblos antiguos de la cuenca mediterránea  y África conocieron y sufrieron periódicamente sus efectos, como nos relatan Plinio y Teócrito. Y en todos ellos esta plaga fue relacionada con el poder divino. En nuestra era, el cristianismo recoge el relevo de las rogativas, apareciendo como intercesores frente a la langosta diversos santos. A partir de la Edad Moderna se impondrá San Gregorio Ostiense como el gran intercesor no sólo ante la langosta, sino también como el abogado contra el pulgón, la oruga y otras plagas del campo.

San Gregorio en procesión (Oria)
San Gregorio Ostiense era  monje benedictino y abad del monasterio de los Santos Cosme y Damián; el año 1034 fue nombrado cardenal y obispo de Ostia Tiberina por Benedicto IX, que le envió unos años después, en 1039, a Navarra y La Rioja para conjurar la terrible plaga de langosta que azotaba estos parajes. En este viaje conoció a Santo Domingo de la Calzada, el cual se hizo acompañante y discípulo suyo. San Gregorio predicó la penitencia en Calahorra, Logroño y otros lugares, haciendo rogativas públicas y ayunos. Poco a poco, la figura de intercesor ante la langosta de San Gregorio Ostiense se fue imponiendo en el mundo medieval, desplazando a otros santos como San Agustín o San Marcos. Murió el 9 de mayo de 1054, día en que se celebra su fiesta.

Basílica de San Gregorio Ostiense
Las reliquias de San Gregorio Ostiense se conservan en la iglesia y basílica de su nombre, en el término de la villa de Sorlada, en el valle de Berrueza (Navarra). Su cabeza era considerada de gran utilidad para acabar con las plagas de langosta, pues a través de ella pasaba el agua que luego se utilizaba para regar los campos infectados de este insecto.

Reliquia S. Gregorio Ostiense
Las primeras referencias que en Pegalajar obtenemos de San Gregorio datan de 1670, año en que una fuerte plaga de langosta se extendió por las comarcas de Jaén, realizando las poblaciones afectadas votos y rogativas a San Gregorio Nacianceno. Este mismo texto nos habla del origen inmemorial de esta celebración, aunque probablemente no llegue más allá del siglo XVI. Surge aquí una polémica entorno al nombre, ya que Nacianceno y Ostiense son dos santos diferentes.

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